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Pilar Cossío

Inauguración 5 de noviembre a las 19:00 h.

Sala de exposiciones casyc_Up

 

 

Acerca de Estancias, caminos y encrucijadas*

Santander, con su mar y montañas, fijó las raíces vitales de Pilar Cossío y donde también “fabricó su primer y rudimentario manual de vuelo”. Barcelona y El Cairo incorporaron una primera y fundamental formación intelectual. Florencia fue el inicio del viaje artístico, el aprendizaje, el manual más elaborado de vuelo. Posteriormente, una otra Italia, Roma y Nápoles, devino en la puesta en práctica y confrontación del aprendizaje. A su vez, Londres representó la limpieza, la purificación de los conocimientos y la internacionalización de la imagen. Turín fue la síntesis y finalmente París ha devenido en ser el período más fructífero de su vida, donde definitivamente le es posible ser libre, de tal modo que una vez que descubrió su “escondite” parisino, tras un largo período de trashumancia, ha sido cuando ha podido revelar su yo profundo, en una suerte de autorrevelación.

La personalidad nómada de Pilar Cossío, a la que nos hemos referido con frecuencia los que la hemos seguido a lo largo del tiempo, dadas las múltiples residencias más o menos fijas que ha frecuentado, nos muestra el viaje exterior de la artista, el de las estancias y encrucijadas que ha ido viviendo durante años y de las que podemos sacar conclusiones más o menos verdaderas sobre su evolución. Sin embargo, estas inferencias casi siempre son alicortas o superficiales y desde luego, nunca completas, pues existe otro viaje interior paralelo mucho más difícil de conocer. El viaje interior de Pilar Cossío, que aún no ha culminado, pero que se encuentra afortunadamente en su momento más fructífero de madurez, se ha ido vislumbrando en estos últimos años gracias al automatismo de origen surrealista, que caracteriza su obra.

París representa la estancia más dilatada y definitiva de la artista. Una ciudad que ha convertido en su bureau pour femme desde el que experimentar poéticamente con todo su gran bagaje de la memoria; desde donde seguir inventando y rehaciendo las metáforas que emanan lúcidas de su interior. Existen, pues, en y desde París una serie de invariantes metonímicas en sus obras y todas ellas hablan con insistencia de sus fascinaciones, cual constantes que definen muy exactamente la originalidad de su arte: la memoria, el éxtasis, la contemplación, el paso del tiempo, los paisajes, las ciudades, zapatos, rinocerontes (símbolo de trashumancia), el Punto Vacío (la guerra, ese paréntesis traumático), esculturas, estampas de plazas, edificios… la melancolía, y también la serenidad, la comprensión de la vida, el saber y lo que le trasciende, lo que está tras él y se encuentra ya guardado en esa ampolla que sólo le pertenece a ella, irrompible y sagrada.

Fernando Zamanillo Peral

*Algunos extractos corregidos y actualizados de Estancias, caminos y encrucijadas, escrito sobre Pilar Cossío, febrero de 2008.